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  • Alaina Wingo

¡Alabado sea!

"ALABAD á Jehová desde los cielos: Alabadle en las alturas". Salmos 148:1 RVR

 

Recientemente, Dios me habló acerca de la humildad y cómo la alabanza es clave para la humildad cristiana. Me dijo: "La humildad no es como te la imaginas. Piensas en la humildad como algo bajo, como la cara en el suelo, o "menos que" la existencia. La humildad no es así de baja; es simplemente más baja que Yo. Es como un globo aerostático. Cuando tú Me exaltas, el globo, Yo te elevo, la canasta. Cuando Me pones a Mí primero y te humillas por debajo de Mí, entonces Yo te elevo a alturas a las que nunca podrías llegar por ti mismo". Entonces, Él me recordó lo que se dijo de Moisés. Se refirió a Moisés como "...muy humilde, más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra...". Números 12:3 (RVA). Dios llevó a Moisés a las alturas del Monte Sinaí y le habló cara a cara. Como en la imagen del globo aerostático, una de las principales maneras en que exaltamos a Dios y nos humillamos es a través de la alabanza. Cuando alabamos a Dios como lo hizo el salmista en el Salmo 148, nos elevamos con Dios en Su creación, que también está declarando Su majestad.


Como cristianos, la Biblia nos identifica como sacerdotes y reyes. Esta identidad sólo se ejerce plenamente cuando nos sometemos a Dios Todopoderoso. La alabanza nos da libertad y autoridad para caminar en la plenitud de nuestra identidad como hijos e hijas de Dios. La alabanza es también un arma. La alabanza logra hazañas poderosas en el reino espiritual y luego las libera en nuestro reino terrenal. La alabanza rompe cadenas de esclavitud. La alabanza libera la curación. La alabanza es poderosa. Pero la alabanza levantada con el propósito de obtener cualquiera de las bendiciones antes mencionadas es adulación, actuación o manipulación. Este tipo de adoración pone nuestras necesidades y deseos por encima de Dios. Debemos tener cuidado de confesar y arrepentirnos de este tipo de adoración. Dios quiere nuestra alabanza. Él la merece. Él es digno de nuestra adoración de todo corazón, totalmente abandonada, sin agenda. Cuando conseguimos el orden correcto, no sólo bendecimos a Dios, sino que Él nos bendice a cambio de maneras que van más allá de lo que podríamos pedir o imaginar.


Prueba empezar la alabanza así Santo, santo, santo es el SEÑOR Dios Todopoderoso, que era y es y ha de venir... declara su bondad y su valor. Grítalo. Susúrralo. Grítalo. Cántenlo. Agáchate ante Él y permite que te lleve a las alturas de Su gloria.






[Adaptado de The Bondage Breaker y Stomping Out The Darkness por el Dr. Neil Anderson y el Dr. Dave Park.]

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